domingo, 8 de enero de 2012

ANIMACIÓN A LA LECTURA



 Pinocho el astuto

Había una vez Pinocho. Pero no el del libro de Pinocho, otro. También era de madera, pero no era lo mismo. No lo había hecho Gepeto, se hizo él solo.
También él decía mentiras, como el famoso muñeco, y cada vez que las decía se le alargaba la nariz a ojos vista, pero era otro Pinocho: tanto es así que cuando la nariz le crecía, en vez de asustarse, llorar, pedir ayuda al Hada, etcétera, tomaba un cuchillo, o sierra, y se cortaba un buen trozo de nariz. Era de madera ¿no? así que no podía sentir dolor.
Y como decía muchas mentiras y aún más, en poco tiempo se encontró con la casa llena de pedazos de madera.
—Qué bien —dijo—, con toda esta madera vieja me hago muebles, me los hago y ahorro el gasto del carpintero.
Hábil desde luego lo era. Trabajando se hizo la cama, la mesa, el armario, las sillas, los estantes para los libros, un banco. Cuando estaba haciendo un soporte para colocar encima la televisión se quedó sin madera.
—Ya sé —dijo—, tengo que decir una mentira.
Corrió afuera y buscó a su hombre, venía trotando por la acera, un hombrecillo del campo, de esos que siempre llegan con retraso a tomar el tren.
—Buenos días. ¿Sabe que tiene usted mucha suerte?
— ¿Yo? ¿Por qué?
— ¡¿Todavía no se ha enterado?! Ha ganado cien millones a la lotería, lo ha dicho la radio hace cinco minutos.
— ¡No es posible!
— ¡Cómo que no es posible...! Perdone ¿usted cómo se llama?
—Roberto Bislunghi.
— ¿Lo ve? La radio ha dado su nombre, Roberto Bislunghi. ¿Y en qué trabaja?
—Vendo embutido, cuadernos y lámparas en San Giorgio de Arriba.
—Entonces no cabe duda: es usted el ganador. Cien millones. Le felicito efusivamente...
—Gracias, gracias...El señor Bislunghi no sabía si creérselo o no creérselo, pero estaba emocionadísimo y tuvo que entrar a un bar a beber un vaso de agua. Sólo después de haber bebido se acordó de que nunca había comprado billetes de lotería, así que tenía que tratarse de una equivocación. Pero ya Pinocho había vuelto a casa contento. La mentira le había alargado la nariz en la medida justa para hacer la última pata del soporte. Serró, clavó, cepilló ¡y terminado! Un soporte así, de comprarlo y pagarlo, habría costado sus buenas veinte mil liras. Un buen ahorro.
Cuando terminó de arreglar la casa, decidió dedicarse al comercio.
—Venderé madera y me haré rico.
Y, en efecto, era tan rápido para decir mentiras que en poco tiempo era dueño de un gran almacén con cien obreros trabajando y doce contables haciendo las cuentas. Se compró cuatro automóviles y dos autovías. Los autovías no le servían para ir de paseo sino para transportarla madera. La enviaba incluso al extranjero, a Francia y a Burlandia.

Y mentira va y mentira viene, la nariz no se cansaba de crecer. Pinocho cada vez se hacía más rico. En su almacén ya trabajaban tres mil quinientos obreros y cuatrocientos veinte contables haciendo las cuentas.

Pero a fuerza de decir mentiras se le agotaba la fantasía. Para encontrar una nueva tenía que irse por ahí a escuchar las mentiras de los demás y copiarlas: las de los grandes y las de los chicos. Pero eran mentiras de poca monta y sólo hacían crecer la nariz unos cuantos centímetros de cada vez.

Entonces Pinocho se decidió a contratar a un «sugeridor» por un tanto al mes. El«sugeridor» pasaba ocho horas al día en su oficina pensando mentiras y escribiéndolas en hojas que luego entregaba al jefe:
—Diga que usted ha construido la cúpula de San Pedro.
—Diga que la ciudad de Forlimpopoli tiene ruedas y puede pasearse por el campo.
—Diga que ha ido al Polo Norte, ha hecho un agujero y ha salido en el Polo Sur.
El «sugeridor» ganaba bastante dinero, pero por la noche, a fuerza de inventar mentiras, le daba dolor de cabeza.
—Diga que el Monte Blanco es su tío.
—Que los elefantes no duermen ni tumbados ni de pie, sino apoyados sobre la trompa.
—Que el río Po está cansado de lanzarse al Adriático y quiere arrojarse al Océano Indico.

Pinocho, ahora que era rico y super rico, ya no se serraba solo la nariz: se lo hacían dos obreros especializados, con guantes blancos y con una sierra de oro. El patrón pagaba dos veces a estos obreros: una por el trabajo que hacían y otra para que no dijeran nada. De vez en cuando, cuando la jornada había sido especialmente fructífera, también los invitaba a un vaso de agua mineral.





PRIMER FINAL:

Pinocho cada día enriquecía más. Pero no creáis que era avaro. Por ejemplo, al«sugeridor» le hacía algunos regalitos: una pastilla de menta, una barrita de regaliz, un sello del Senegal...
En el pueblo se sentían muy orgullosos de él. Querían hacerle alcalde a toda costa, pero Pinocho no aceptó porque no le apetecía asumir una responsabilidad tan grande.
—Pero puede usted hacer mucho por el pueblo —le decían.
—Lo haré, lo haré lo mismo. Regalaré un hospicio a condición de que lleve mi nombre. Regalaré un banquito para los jardines públicos, para que puedan sentarse los trabajadores viejos cuando están cansados.
— ¡Viva Pinocho! ¡Viva Pinocho!
Estaban tan contentos que decidieron hacerle un monumento. Y se lo hicieron, de mármol, en la plaza mayor. Representaba a un Pinocho de tres metros de alto dando una moneda a un huerfanito de noventa y cinco centímetros de altura. La banda tocaba. Incluso hubo fuegos artificiales. Fue una fiesta memorable.



SEGUNDO FINAL:

Pinocho se enriquecía más cada día, y cuanto más se enriquecía más avaro se hacía. El«sugeridor», que se cansaba inventando nuevas mentiras, hacía algún tiempo que le pedía un aumento de sueldo. Pero él siempre encontraba una excusa para negárselo:
—Usted en seguida habla de aumentos, claro. Pero ayer me ha inventado una mentira de cuarta; la nariz sólo se me ha alargado doce milímetros. Y doce milímetros de madera no dan ni para un escarbadientes.
—Tengo familia —decía el «sugeridor»—, ha subido el precio de las papas.
—Pero ha bajado el precio de los bollos, ¿por qué no compra bollos en vez de papas?
La cosa terminó en que el «sugeridor» empezó a odiar a su patrón. Y con el odio nació en él un deseo de venganza.
—Vas a saber quién soy —farfullaba entre dientes, mientras garabateaba de mala gana las cuartillas cotidianas.
Y así fue como, casi sin darse cuenta, escribió en una de esas hojas: «El autor de las aventuras de Pinocho es Carlo Collodi»

La cuartilla terminó entre las de las mentiras. Pinocho, que en su vida había leído un libro, pensó que era una mentira más y la registró en la cabeza para soltársela al primero que llegara.
Así fue cómo por primera vez en su vida, y por pura ignorancia, dijo la verdad. Y nada más decirla, toda la leña producida por sus mentiras se convirtió en polvo y serrín y todas sus riquezas se volatizaron como si se las hubiera llevado el viento, y Pinocho se encontró pobre, en su vieja casa sin muebles, sin ni siquiera un pañuelo para enjugarse las lágrimas.





TERCER FINAL:

Pinocho se enriquecía más cada día y sin duda se habría convertido en el hombre más rico del mundo si no hubiera sido porque cayó por allí un hombrecillo que se las sabía todas; no sólo eso, se las sabía todas y sabía que todas las riquezas de Pinocho se habrían desvanecido como el humo el día en que se viera obligado a decir la verdad.
—Señor Pinocho, esto y lo otro: ponga cuidado en no decir nunca la más mínima verdad, ni por equivocación, si no se acabó lo que se daba. ¿Comprendido? Bien, bien. A propósito, ¿es suyo aquel chalet?
—No —dijo Pinocho de mala gana para evitar decir la verdad.
—Estupendo, entonces me lo quedo yo.
Con ese sistema el hombrecillo se quedó los automóviles, las autovías, el televisor, la sierra de oro. Pinocho estaba cada vez más rabioso pero antes se habría dejado cortar la lengua que decir la verdad.
—A propósito —dijo por último el hombrecillo— ¿es suya la nariz?
Pinocho estalló: — ¡Claro que es mía! ¡Y usted no podrá quitármela! ¡La nariz es mía y ay del que la toque!
—Eso es verdad —sonrió el hombrecito.
Y en ese momento toda la madera de Pinocho se convirtió en serrín, sus riquezas se transformaron en polvo, llegó un vendaval que se llevó todo, incluso al hombrecillo misterioso, y Pinocho se quedó solo y pobre, sin ni siquiera un caramelo para la tos que llevarse a la boca.



ANIMACIÓN A LA LECTURA

En primer lugar, quiero comentar que he escogido este libro de Rodari, porque considero que con el, los niños podrán disfrutar y acercarse un poquito más al gran mundo de la lectura.

Rodari además, es uno de los autores sobre los que hemos tratado en el bloque de la Literatura Folclórica, destacando sobre todo en prosa
Su obra principal “Cuentos para jugar” contiene veinte cuentos diferentes, además de unas instrucciones de uso que explicaré a continuación:

  • Cada cuento tiene tres finales, a escoger.
  • En las últimas páginas, el autor ha indicado cuál es el final que él prefiere.
  • El lector leer, mira, piensa y si no encuentra un final a su gusto puede inventarlo, escribirlo o dibujarlo por sí mismo.

Basándome en la teoría, en los apuntes y en toda la documentación recogida sobre el mundo de la animación a la lectura, crearé y os expondré una sesión de actividades, tratando de cumplir con todas ellas, los objetivos propuestos:

  • Extraer información específica y explícita en el texto.
  • Comprender globalmente el texto
  • Realizar inferencias lógicas
  • Interpretar e integrar ideas e información
  • Desarrollar interpretaciones
  • Reflexionar sobre el contenido
  • Reflexionar sobre la forma

Ahora que ya sabemos algunos de los aspectos que queremos conseguir y sobre los que debemos trabajar a fondo para ellos, plasmaré mi sesión de actividades:

Antes de la lectura, creo que lo más fundamental será un acercamiento al libro con el que queramos trabajar a continuación.
Existen muchas formas de llevar a cabo un buen acercamiento, por tanto creo que debemos conocer todas y cada una de ellas, de esta manera, dependiendo del libro con el que queramos trabajar, sabremos elegir cuál nos conviene más y cuál nos conviene menos.

Debemos presentarles el libro que a continuación leerán, para que sepan por lo menos cuál es el título, que conozcan la información que nos aporta el objeto libro (portada, contraportada, solapilla) y puedan de esta manera hacer predicciones sobre el contenido, imaginar sobre qué tipo de historia se encontrarán, aunque luego esta no tenga nada que ver, algo que a todos nos ha pasado más de una vez y que además es muy divertido.



Existen multitud de juegos para que los lectores se acerquen al libro, entendiendo por esto como dar vida al proceso consciente de comprensión de un escrito a través de una actividad recreativa. Con otras palabras, que se acerquen al libro en general, a la lectura.

Con el juego además conseguimos objetivos tan beneficiarios como, producir bienestar, motivarles, permitir su implicación de una manera muy sencilla y conseguir sin a penas esfuerzo, un gran aprendizaje significativo.
 
Todos sabemos que existen varios tipos de juegos, para ser exactos cinco. No se trata de volver a plasmar la teoría que ya todos conocemos, sino de elegir qué tipo de juego preferimos para trabajar el texto que hayamos elegido y porqué.

En mi caso, para trabajar “Pinocho el astuto” elegiría juegos para recrear la lectura, creo que en este caso, son los mejores con los que podré trabajar, y conseguir por tanto, nuestro objetivo propuesto: animarles a la lectura.

Es evidente, que los niños por lo general suelen ser mentirosos, todos hemos pasado por esta fase a lo largo de nuestra vida. Este es el principal motivo por el que he elegido este cuento de los veinte que contiene el libro de Rodari, creo que la mejor manera de comprender algo es poniéndonos en el lugar de los otros, en este caso, de Pinocho.

Rodari fue el gran maestro de esta técnica, así pues, ¿qué mejor manera que trabajar con unos de sus cuentos? Los alumnos deberían conocer y aproximarse además, al autor de la obra que a continuación van a leer. Saber las ideas más importantes y características del mismo.

Cuando los alumnos ya conozcan la historia que van a leer, el autor de la misma y algunas de las características más importantes, será muy conveniente y enriquecedor que conozcan, les hablemos y trabajemos sobre  el o los personajes más relevantes de la obra, para que se sientan identificados con ellos, y que esto sirva para soñar y disfrutar del libro o también para reaccionar y darse cuenta de que no son ellos los únicos que (en este caso) mienten y engañan al resto, no por ello deben sintiéndose orgullosos, sino que muy al contrario, deberán tratar  de mejorarlo y llegar a evitarlo.

Una vez que hemos elegido el libro y sabemos todos los aspectos con el que queremos acercar a nuestros alumnos a la lectura, debemos tener muy en cuenta cuáles son los problemas con los que a menudo más nos encontramos, por ejemplo, las grandes dificultades en la comprensión lectora, el escaso vocabulario y la poca riqueza, la escasa motivación y los escasos medios…, para tratar de solucionarlos de la mejor forma posible.

Ahora que hemos visto que una de las dificultades más comunes que existen entre el alumnado es la escasa motivación por parte de la familia (en algunos casos) y los escasos medios, ¿por qué no crear una biblioteca de aula? Allí podrán escoger los libros que más les intereses, que más atraigan su atención o que por un motivo u otro más les interesen.



Animarles a la lectura bajo mi punto de vista, no es sólo que disfruten y aprendan con los libros y cuentos que nosotros mismos les seleccionemos sino que despertemos en ellos un sentimiento de placer hacia la lectura, el gusto y los intereses por la misma.

Si lo hacemos bien, y encima les proporcionamos una biblioteca de aula donde puedan acudir cuando quieran, bajo la supervisión y el control del profesor, los niños, no tengo duda de que sentirán la lectura como uno de los muchos otros placeres que tenemos en esta vida.

Durante la lectura: Se trata de acompañar la lectura del estudiante con actividades que le permitan recordar, inferir, interpretar, reflexionar, relacionar, profundizar, argumentar, imitar…diferentes aspectos del contenido y de la forma del texto.
Las cuestiones se refieren al propio texto, a hechos sociales y culturales que se presenten en él o a aspectos afectivos y emocionales que permitan al lector vivir su lectura.

Una de las actividades que más me gusta y que considero que es muy eficaz para este momento de la lectura, es la de leer hasta un determinado punto y que intenten imaginar su final, la resolución de algún problema o la respuesta de algún interrogante. Con este tipo de actividad estamos acompañando la lectura con actividades que le permiten interpretar, reflexionar, profundizar, argumentar… muchas de las características que queremos lograr en este apartado.

Además es una forma de interrumpir la lectura consiguiendo con ella, que los alumnos no se aburran, se pierdan o se distraigan durante la lectura. Muchas veces, observamos que si el texto es largo, o contiene palabras de vocabulario más complejas, más de uno se va de tema y comienza a pensar en otra cosa completamente diferente, así pues, creo que es una forma buena de atraer su atención, consiguiendo una plena atención por parte del alumnado.
Pero no solo esto, no se trata de lo que sí me pasaba a mí, es decir, de que los alumnos estén atentos por miedo a que les preguntemos y no sepan contestar, se trata de crearles curiosidades, que quieran saber y conocer sobre qué va la historia, y que a medida que van leyendo y conociendo el tema puedan descubrir si aquellas predicciones a partir del título o a partir de las informaciones que nos da el maestro, se parecen al contenido real de la historia.

De esta manera nos acercamos también a la metodología de Rodari. Él proponía tres tipos de finales diferentes pero también, si nos hemos leído las instrucciones de uso, podremos saber que cada uno puede elegir e inventar el final que más desee. Estoy segura de que esto es algo que a los niños les va a encantar. Muchas veces, a todos nos ha pasado, quedamos desilusionados con algo de la historia, normalmente el final, porque no pensábamos que terminaría así y creemos que debería ser de otra manera, así que aquí tenemos la mejor propuesta, lo que todos en muchas ocasiones hemos querido tener pero nadie nos ha enseñado que era posible, inventarnos nuestros propio final, o escoger de entre tres el que más acorde vaya con nuestra opinión. Si nos damos cuenta, seguimos jugando para recrear la lectura, donde además una de sus principales características es que los alumnos llegan a ser los propios autores y escritores.



Después de parar la lectura, escribir cada uno su historia, y conocer alguna de ellas, tendremos que continuar la historia y descubrir qué es lo que piensa el autor.
Estoy segura de que más de uno se llevará una gran sorpresa. Algunos estarán de acuerdo con la historia que proponga en este caso Rodari e incluso, de alguna manera se asemejará a la creada por ellos, otros estarán completamente desacuerdo, otros se sentirán muy identificados, a otros no les gustará leer pero verán que sus compañeros disfrutan, que se hacen preguntas, que comparan entre unos y otros, que les preguntan a ellos mismos y que no tienen respuesta que dar, por tanto, se cuestionarán ¿qué tiene de especial esto de la lectura? Poco a poco lo irán descubriendo y disfrutarán tanto como cualquiera de sus compañeros.

A lo largo de la lectura tendremos que formularles preguntas relacionadas con el contenido del texto para comprobar si están comprendiendo la lectura o no, si es esto último, tendremos que detenernos y volver a aquel punto donde se perdieron o donde no comprendieron algo.

Una vez hayan conocido la historia final y completa, cada uno leerá los finales que el autor nos propone y elegirán aquel que más les guste. Para los más creativos será muy divertido poder dibujar y crear su propio final.

Por otro lado, es muy importante que prestemos especial atención a todas aquellas palabras que les resulten difíciles o desconocidas, y que les ayudemos y familiaricemos con el uso del diccionario proponiéndoles actividades para que trabajen con ello.



Después de la lectura este momento es clave, bajo mi punto de vista, para que la animación a la lectura sea completa y eficaz.

Como todos sabemos al terminar un libro se desvelan las incógnitas, el argumento se muestra en su totalidad y todos los aspectos pueden reconstruirse y analizarse de forma global.

Las actividades de este apartado van enfocadas, sobre todo, al funcionamiento de la memoria a medio y a largo plazo tal y como se utilizan en la lectura. Ya no se trata de recordar o fijarse en detalles sino de realizar:

  • Síntesis globales y de aspectos concretos
  • Conclusiones
  • Relaciones entre personajes, acciones, causas y consecuencias, etc…
  • Interpretaciones de hechos, actuaciones, situaciones, etc…
  • Valoraciones objetivas y subjetivas

También es el momento para dejar huellas emocionales de la lectura reviviendo momentos desde los propios esquemas de pensamiento y de valores y relacionando la obra con el contexto propio.





Considero fundamental en este momento crear un debate sobre el final de cada alumno, fomentando por supuesto en todo momento, el orden y el respeto entre unos y otros. Se trata de que cada uno exponga su opinión, que exponga porqué ese final y no el otro, que conozcan también el final que propone el autor, el que considera más acertado, que todos aquellos que no están de acuerdo con ninguno de los tres, y que han decidido crear el suyo propio nos lo muestren, si han creado un dibujo además, que nos los enseñen también…
En general, que entre todos compartamos diferentes opiniones, puntos de vista, experiencias… que creo que es de donde más se aprende, de escuchar a los demás, de conocer su visión.

Otra manera de trabajar con ellos tras la lectura, que considero muy eficaz y con la que los alumnos pueden disfrutar y aprender son proponiendo actividades y preguntas del tipo siguiente:

  • ¿Cómo sería el cuento si se desarrollara en un lugar diferente?
  • Hacer una lista de las palabras clave.
  • Describir los elementos de la historia: escenario, personajes, problema, acción y desenlace.
  • Identificar el tema.
  • Extraer la idea principal de la historia.
  • Resumir la historia.
  • Responder y formular preguntas acerca de la historia.
  • Escribir una carta al autor, exponiendo todo aquello que les ha gustado y lo que no. Este ejercicio también puede hacerse escribiéndosela al personaje o ilustrador.
  • Crear otros títulos.
  • Agrupar todas las palabras nuevas, las que han conocido a lo largo del cuento.


Como conclusión final, quiero terminar diciendo que he elegido este cuento “Pinocho el astuto” porque considero que sólo con el título llamaré la atención de más de uno. Muchos habrán leído el cuento de “Pinocho” y les resultará sorprendente encontrar otro cuento con un título tan similar.
Creo que es una buena forma de captar su atención desde el principio y de interesarles por el tema ya que muchos estarán pendientes de ver cómo de parecida o de distinta es la historia que ellos conocen. Para los menos lectores, creo que oír a alguno de sus compañeros decir que ya han leído y que ya conocen la historia,…les empujará a prestar atención sin sentirse obligados ni forzados a ello, sino más bien curiosos sobre el tema que algunos dicen que tan interesante es.



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